Esta edición del newsletter es presentada por la novela corta El guantes de cobre Balbino, que narra la vida de un púgil que nunca ganó una pelea. Basada en hechos reales, pero con ficción.
POR HÉCTOR LUNA SABORI.
Melbourne, Australia.- Cuando Sugar Ray Robinson y Jake LaMotta se enfrentaron por sexta y última vez, lo hicieron en un Día de San Valentin.
Fue en 1951, en Chicago, cuando el Toro Salvaje perdió en su tercera defensa, su título mundial Mediano por KOT en trece de quince rondas.
Y el combate quedará marcado porque además de que fue la culminación de una de las rivalidades más grandes en la historia del boxeo, al duelo se le conoce con las definitivas palabras de La Masacre de San Valentin.
Y son palabras justas porque al ver el enfrentamiento, que iba parejo hasta el octavo round, la novena ronda, la décima y las que siguieron, fueron totalmente de lado de Robinson.
“Sugar Ray Robinson despojó a Jake LaMotta, aturdido y manchado de sangre, de su título mundial de peso Mediano anoche en un nocaut técnico a los 2.04 del décimo tercer asalto sin arruinar el orgulloso alarde de Jake de nunca haber sido derribado”, escribió Jack Hand en su crónica de la pelea para Associated Press.
Al pleito, que fue el único de todos los que tuvieron donde hubo título mundial en juego, LaMotta pesó 160 libras, mientras que Robinson 155.5.
“Peleé tantas veces con Sugar Ray que no sé por qué no tengo diabetes”, dijo LaMotta, una frase que se inmortalizó en este deporte.
Y sí, tal cual como se retrata en la película Toro Salvaje que protagoniza Robert de Niro, el del Bronx presume el no haber sido derribado.
Porque tanto en La Masacre de San Valentin, como en los cinco pleitos anteriores, ambos pelearon al tú por tú.
“A menudo se dice que los estilos hacen las peleas, y en LaMotta y Robinson los dos protagonistas pelearon de maneras claramente diferentes. Ambos fueron los mayores contrastes del otro, aunque Robinson, como corresponde a su estatura en la historia, dominó en el papel. Robinson ganó cinco de los seis encuentros, pero todos estuvieron igualados, e incluso en la derrota, las acciones de LaMotta subieron”, escribió Lew Freedman en su libro Fighting For Life: The Story of Jake LaMotta.
Así, el 14 de febrero de 1951, en un día del amor y la amistad, Robinson y LaMotta pelearon por última vez…
Con sus esposas en las gradas, preocupadas, aplaudiendo o gritando, pero siempre apoyando a sus maridos, tal como lo retrató de gran manera la revista Life en un fotorreportaje dedicado a las parejas de ambos peleadores.
“LaMotta forzó la pelea. Caminó hacia adelante, balanceándose desde una posición agachada. Sacó sangre de la nariz de Robinson. LaMotta estaba por delante cuando comenzó la novena ronda, pero Robinson había controlado su ritmo astutamente. Después de ser inmovilizado contra las cuerdas durante 20 dramáticos segundos en el undécimo asalto, Robinson contraatacó. En el asalto 12, LaMotta era todo menos defensa”, escribió Life.
Porque bien hizo la revista en resaltar las expresiones de Edna Mae Robinson y Vicki LaMotta, porque al igual que sus esposos, ellas también sufrieron La Masacre de San Valentin.
Canelo Álvarez dio un anuncio en TV Azteca señalando que tendrá un año más de contrato con ellos para que transmitan sus peleas gratis en México, además de que pronto dará el nombre de su rival, pero que es seguro que peleará el 4 de mayo en Las Vegas.
Como suele suceder con el púgil mexicano, se llevó algunas críticas.
Y hablando de ello, si alguien lo ha criticado es Nacho Beristain, el legendario entrenador. En este video de dos minutos en Facebook te comparto unos de los más recientes comentarios de Beristain sobre Saúl, donde dice por qué no ve sus peleas.
Y en este video de un minuto en Youtube, te platico por qué Marco Barrera le dio el barrerazo a Juan Manuel Márquez.
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Gracias por leer esta edición del newsletter de El Greatest. Que tengas un gran día ¡Y feliz día del amor y la amistad!
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