20 AÑOS DEL ORO PARALÍMPICO

Hermosillo, Sonora.- Hace un par de décadas el deporte adaptado sonorense vivió uno de los momentos más importantes de su historia, cuando en los Juegos Paralímpicos Atenas 2004, los lanzadores de jabalina en silla de ruedas, Luis Alberto Zepeda y Esther Rivera, conquistaron medallas doradas.

Hoy, en el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, es un verdadero orgullo destacar las carreras de ambos atletas adaptados, pues son un modelo a seguir, y quienes, debido a su legado imborrable y al aporte trascendental para el deporte de nuestra entidad, pertenecen al Salón de la Fama del Deportista Sonorense; Zepeda Félix ingresó en el 2023 y Rivera Robles el 2024.

En ese entonces, en el 2004, el par de preseas fueron las primeras del máximo color para el deporte sonorense en un evento paralímpico, ya que en ese tiempo el único metal en dicho certamen era de plata, el cual obtuvo en Sídney 2000 Jesús Edgardo Lucero, también en lanzamiento de jabalina, pero en la categoría de Deportistas Especiales. Sólo en dicha ocasión Sonora ha obtenido dos medallas doradas en una edición de los Juegos Paralímpicos.

Veinte años después de la proeza, el hermosillense Luis Alberto Zepeda Félix recuerda, colmado de sentimiento y honor, la medalla de oro que capturó el 21 de septiembre del 2004, en donde, además, para redondear la actuación, estableció tanto el récord mundial como el paralímpico en su clasificación.

“La competencia en Atenas marcó mi carrera deportiva pues llegué a la cúspide, era lo que buscaba, por eso seguí de lleno en el deporte. En ese estatus me mantuve por varios años con excelentes resultados”.

Posteriormente obtuvo otros tres podios en esa justa deportiva, para terminar su excelente carrera con cuatro metales paralímpicos (dos áureos, uno argento y uno de tercero). El otro oro lo consiguió en Londres 2012, la plata en Río 2016 y el bronce en Pekín 2008.

De las cuatro medallas, la más atesorada por Zepeda Félix es la dorada de los Juegos Paralímpicos 2004, de hecho, desde entonces, el metal áureo lo acompaña a donde vaya, pues representa su “amuleto de la suerte” y un claro ejemplo del valor inconmensurable que para él representa la presea de Atenas, Grecia.

En tanto, Rivera Robles, originaria de Cajeme, también rememoró dicho instante dorado para ella, en donde impuso récord mundial y paralímpico, con lo cual tocó la cima deportiva, momento que ocurrió el 24 de septiembre del 2004, apenas tres días después del hito de Zepeda Félix.

“Tuve cuatro Parapanamericanos, tres Mundiales (de Paratletismo) y también tres Paralímpicos, pero, mi mayor logro, el cual me abrió las puertas, quizá, para que se vinieran más medallas, fue la de oro de Atenas 2004, justo cuando se cumplían 100 años de los Juegos Olímpicos… Y lo logré con récord. Desde ahí llegaron las grandes satisfacciones”, comentó.